Lo que van a leer aquí son nuestras reflexiones que expresan el proceso en que se encuentra cada uno de nosotros, que seguramente vayan variando con el tiempo gracias al aporte de sus comentarios y esperamos generar lo mismo en ustedes.
Nos parece importante recalcar que nuestro objetivo no es imponer nuestras ideas, sino fomentar que cada uno encuentre las suyas. Más que compartir nuestras respuestas queremos compartir nuestras inquietudes.

Buscamos empezar a percibirnos más como seres humanos sin sentirnos ajenos a las realidades que nos rodean.

lunes, 25 de julio de 2011

El mundo

Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acercan, se enciende.

Eduardo Galeano, “El libro de los abrazos”.

4 comentarios:

  1. "(...) Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos, y será dificil apagarlo"

    http://www.youtube.com/watch?v=_XwtDaG76OY

    ResponderEliminar
  2. Es uno de los mejores de ese libro. A Galeano lo quiero en mi equipo.

    ResponderEliminar
  3. que facilidad para decir la verdad. un libro lindisimo el de los abrazos.

    lisa

    ResponderEliminar
  4. Esta reflexión de Eduardo Galeano me recuerda al prólogo del libro Tierra de los Hombres, de Saint-Exupéry (se lo recomiendo a todo el mundo!). El escritor francés aprovecha su experiencia como aviador para mirar a la Tierra de los Hombres des del cielo y localizar así los secretos que en ella se esconden. Durante un vuelo nocturno –nos cuenta el escritor-, el mundo se nos aparece como un infinito y llano terreno en el que solo destacan millones de puntitos luminosos. Cada uno de estos puntos de luz representa una casa, un fuego de vida. Exupéry, que sabía por propia experiencia el contraste que existe en como se ve la vida des del cielo y des del suelo, hacía este reclamo: "Hace falta que nos unamos. Hace falta que conectemos con todas aquellas conciencias que queman solitarias sobre la Tierra de los Hombres".
    Así, retomando la reflexión de Galeano, es hora de acercarnos a los fuegos de los demás y atizar con más fuerza el nuestro. Compartir nuestras vidas y quién sabe si así en un futuro ya no se verán des del cielo puntitos sino una alfombra de luz.

    UNA LUZ QUE QUEMA EN POLONIA

    ResponderEliminar