Lo que van a leer aquí son nuestras reflexiones que expresan el proceso en que se encuentra cada uno de nosotros, que seguramente vayan variando con el tiempo gracias al aporte de sus comentarios y esperamos generar lo mismo en ustedes.
Nos parece importante recalcar que nuestro objetivo no es imponer nuestras ideas, sino fomentar que cada uno encuentre las suyas. Más que compartir nuestras respuestas queremos compartir nuestras inquietudes.

Buscamos empezar a percibirnos más como seres humanos sin sentirnos ajenos a las realidades que nos rodean.

jueves, 28 de julio de 2011

Hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás existe MasterCard.

Nota: El siguiente texto lo escribió Juanma, un amigo, que quiso aportar sus escritos al blog. Si alguien quiere mandar sus reflexiones o textos de otros que les resulten interesantes pueden mandárnoslas a quitagafas@gmail.com

Retomando un poco lo que escribió Neri en el primer texto, quiero escribir acerca de toda esta indignación que muchos sentimos por las injusticias que nos rodean día a día. Estas injusticias son producto de muchísimos factores que durante nuestra historia (mundial) se REprodujeron.
Con el título quiero apuntar directamente a la conciencia del ser humano actual. Ese ser humano que hace 50 mil años era otro ser casi completamente distinto. Ese humano que fue evolucionando (o involucionando) a lo largo de los años. Hoy, ese humano está sometido, atado y dominado por el poder adictivo del dinero. El dinero (inventado por nosotros para excusar la explotación), es la herramienta que hoy mueve y hace girar al mundo. Se imaginan si de un día para el otro desaparece el dinero? No dudo que lo volverían a inventar de la misma manera lo antes posible, o se desataría una guerra entre potencias para demostrar quien tiene más poder ahora que ninguno domina a otro a través de los números. Este mundo que gira y se mueve con los billetes y monedas, con los bancos y los sistemas financieros, ha producido y constantemente va renovando el hambre, la pobreza y la desocupación. Esto ha producido la "evolución" del hombre. De aquel nómade que corría tras alimento a cientos de millones de desamparados.

Pero por qué llegamos a esto? Porque nos olvidamos que "esas cosas que el dinero no puede comprar" son el amor, son las sensaciones, son las relaciones entre las personas, son la paz, son el medio ambiente, son la alegría, la tristeza, la risa, el llanto. Todas esas cosas biológicas y naturales, queriendo o sin querer,  el hombre las ha vendido por dinero. El hombre vendió la solidaridad por dinero, el hombre vendió el amor por el dinero, el hombre vendió su conciencia por dinero, el hombre vendió su alma al dinero. El hombre se volvió peligrosamente adicto al dinero. Nos olvidamos de soñar, de idear, de pensar, de ayudar, de convivir en una sociedad, de ser parte de una sociedad, de sentir en una sociedad... Nos olvidamos del barrio y lo vendimos por dinero. Nos olvidamos del vecino y lo vendimos por dinero. Nos olvidamos de los familiares y los vendimos por dinero. Matamos, morimos, construimos, destruimos y hasta nos suicidamos por dinero.

A todos ustedes, mujeres, señoras, señoritas, hombres, adolescentes, viejos, y si volvemos a recuperar todo eso que le vendimos al dinero? y si nos acordamos de todo eso que alguna vez sentimos tan solo por ser humanos y no por dinero? Que tal si amamos por necesidad, reímos y lloramos de alegría o tristeza, y si demostramos que lo único que no van a poder comprar nunca esos cerdos son nuestros sentimientos? Les aseguro que el mañana será mucho más feliz, alegre, combativo (y no de combate armado), solidario, digno y por sobre todas las cosas GRANDE. Les propongo que todos desde su humilde posición ayuden a los más chicos, a los niños a tener un comienzo de vida como lo tuvimos muchos de nosotros. Un pibe todavía no tiene idea en el mundo que va a crecer, ayudémoslo a tener una infancia como se la merece y que él pueda hacerle frente a todos los problemas que este mundo le va a poner día a día. La idea no es aislarlo, todo lo contrario. Integrarlo, con amor, alegría y dignidad a este mundo que va hacer lo posible por arrebatarle las esperanzas y los sueños. Porque si ese pibe al que ustedes ayudaron y por lo menos por un par de horas le hicieron acordarse que no todo es el dinero, ese pibe, nunca más se lo va a olvidar.

El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.

Arturo Jauretche

Juanma

lunes, 25 de julio de 2011

El sueño de ser Mascherano

Un escritor dio una explicación fabulosa sobre para qué servía la utopía. Inspirado por esas palabras, traté de llevarlo a un ejemplo concreto y simple.
El fútbol es pasión de multitudes y por eso creo que es un buen tema para ayudarme a ejemplificar una cuestión. Yo juego en un equipo de fútbol todos los sábados y en otro todos los domingos, junto a mis hermanos y amigos. Mi posición en la cancha es volante central. Aquí entra una de mis metas, que es jugar tan bien como Mascherano. Yo deseo jugar como él, y es para eso que me entreno muchísimo todas las semanas y reflexiono sobre distintos movimientos dentro del campo de juego para mejorar en todos los aspectos. Sin embargo soy realista y sé que no voy a poder llegar a ser como él. Con esto me refiero a ser tan bueno como él en esa posición, pero siempre tratando de buscar mi propia identidad. De todas formas me sirve muchísimo este sueño, esta utopía que tengo de jugar como él, porque me entreno al máximo, dedico tiempo pensando en cómo mejorar y estoy dispuesto a crecer. Intento hacer lo mejor posible en todos los planos para jugar como deseo, como sueño. La utopía que tengo de jugar como Mascherano, me sirve para caminar, para siempre mejorar, para siempre hacer lo mejor dentro de las posibilidades. Para eso sirven los sueños, para eso sirven los ideales que tenemos, para eso sirven las utopías que formamos.

Die

El mundo

Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acercan, se enciende.

Eduardo Galeano, “El libro de los abrazos”.

martes, 19 de julio de 2011

¿Víctimas?

Me gustaría reflexionar  un poco acerca de la inseguridad, que cosa tan tremenda eh! Ahora están como nunca, no solo roban sino que matan por matar…
Comentarios como este los escuchamos todo el tiempo, cuando al mirar el noticiero vemos alguna de las nuevas víctimas de asesinatos, robos y demás… Pero me gustaría a mí hacer un poquito de hincapié en el tema de quienes son las víctimas.
¿Es solo la  víctima el hombre al que le robaron el auto que con tanto trabajo logro comprar o también lo es quién nunca tuvo la posibilidad de comprarse uno por distintos motivos?
¿Es sólo víctima la mujer a la que en un robo le matan a su hijo o también lo es el joven de 17 años que cometió el asesinato?
Tal vez este chico llegó a una situación tan extrema por  haber pasado hambre en su infancia y ver como en su cara se moría desnutrido su hermano y su hermana más pequeña se prostituía.
(¿Por elección es así?  ¿Qué clase de elección es esa?)
CULPABLES ¿Quiénes?
¡Pero si la familia a la que le mataron al hijo no tiene nada que ver!
Bueno, en mi parecer tiene, porque todos formamos parte de un sistema que estructuralmente necesita que haya pobreza, la pobreza es constitutiva de capitalismo. En un sistema que deja excluido sí o sí a gran número de personas.  A nosotros no nos duele porque somos los que estamos incluidos va, o nos duele cuando somos “víctimas” de algún robo, o cosa por el estilo y entonces le echamos la culpa a ellos.
Pero la verdad es que nosotros todos los días ayudamos a que este sistema se siga reproduciendo, nosotros con nuestras prácticas lo producimos y reproducimos todo el tiempo. (como dice Giddens)
El tema es que no es fácil dejar de hacerlo, ya que estamos condicionados por la estructura... entonces ¿Qué podemos hacer?
Al quedarnos varados en esa pregunta nos acomodamos en el que la cosa es así, que nada podemos hacer y que todo es una mierda.¡¡¡ Pero hay tantas cosas para hacer!!! Me parece indispensable que reflexionemos, que empecemos a percibir a los otros y que no sólo nos quedemos en el pensar sino que actuemos para que las cosas vayan por donde queremos que vayan.
Es un  buen comienzo ¿No?
Nerina.

viernes, 15 de julio de 2011

¿Fútbol gratis?

Algo que escuché y sigo escuchando me dio para escribir sobre una pequeñísima cuestión. La idea de que hoy en día podemos ver el fútbol de primera división gratis. Tal vez algunos digan que lo que voy a escribir es obvio, pero al repetirse tantas veces fútbol gratis podemos marearnos y olvidarnos de cómo son las cosas en verdad. Y aquí no se trata de criticar al gobierno de turno, es un tema como sociedad. En verdad el fútbol de primera división no lo vemos gratis, es una mentira, nada es gratis en la vida. El fútbol lo vemos todos ahora (siempre y cuando tengamos una tele y antena) porque se puso como un tema primordial para la sociedad. Es como la educación pública, la salud, y demás cosas públicas obviamente. Esas cosas, ¿son gratis también? No, son fruto del trabajo de todas las personas que vivimos en el país. Entonces no digamos más fútbol gratis, como si alguien no los regalara, como si viniera alguien con su plata privada y la destinara para que este proyecto se realice. Creo que viendo este tema chiquito podemos pensar la enajenación que hay en la sociedad con el estado. Lo pensamos como algo exterior a nosotros, que nos brinda cosas buenas. Me parece que eso es un error, porque el estado somos todos, del estado formamos parte todos. Todos y cada uno de nosotros aportamos dinero para las cuestiones más necesarias de la vida de un hombre, y hoy en día pusimos al fútbol ahí, en ese lugar de importancia, y en todo caso esa sería la discusión.
Die

Arranques de emoción

Nota: Si a lo largo de esta reflexión  se  encuentran con imágenes que resulten exageradas les quiero aclarar, que no quise recurrir al morbo como un recurso para provocar emociones, sino que las cosas de las que hablo, son cosas reales que pasan acá y ahora.

Arranques  de emoción:
¿De qué me sirve ahora comer una riquísima comida si sé que en este mismísimo instante hay más de un niño que esta pasando hambre? ¿Y qué se yo lo que es pasar hambre?
¿De qué me sirve dormir en mi cama calentita si sé que ahora con este frío  hay gente que está durmiendo en la calle o en casas hechas de chapa o de cartón?
Al final de todos modos me termina sirviendo. Sí, para estar abrigada, con la panza llena… Hay un dicho que dice panza llena corazón contento. ¿No?
Lo bueno está en que me sirva para colocarme en otra posición frente a los que no pueden estudiar, leer o acceder a herramientas para poder cambiar aunque sea un poco las cosas. Enojarme con la realidad que me tocó, no sé si está mal o bien, lo único que sé es que no es productivo, por eso voy a intentar de aprovecharme de ella.
A veces me pasa que al hablar con personas, generalmente con la gente más grande, me doy cuenta que están como resignados… De pibes tenían miles de ideales y ahora los siguen teniendo, pero pocos lo persiguen.
¿Por qué será? ¿Será que se cansan de intentar de ir para un lado al que ven tan lejano llegar? ¿Seguirán percibiendo la influencia que tenemos cada uno de nosotros sobre la realidad de otros?
¿Estarán intentando de hacer lo que pueden para vivir una vejez tranquila? ¿Qué es una vejez tranquila? ¿De conciencia? ¿De corazón? ¿De comodidad?
La verdad es que son todas preguntas a las que no tengo una respuesta ahora, lo único que sé es que deseo que a mí no me pase!
El mundo tiene tantas personas como realidades y uno a veces esta tan metido en la suya que le cuesta ver al costadito la realidad del de al lado.
Eso nos pasa todo el tiempo cuando no percibimos al otro y entonces el colectivero es un mala onda que nos trata mal. Lo pensamos desde nosotros, pero ¿En algún momento se nos ocurrió pensar que le habrá pasado antes al hombre? ¿Hace cuánto está trabajando? ¿Cuántas señoras lo habrán putiado antes que yo?
Esto nos pasa con lo más pequeño y cercano hasta con lo más lejano y grave.  
Seguro que muchos sabemos ¿Pero tenemos en cuenta que en nuestra misma provincia hay gente que vive en casas de chapa con miles de agujeros con el frio que hace? ¿Qué hay niñas de las que nos piden en los semáforos que viven en la calle porque tienen a su papá preso y su mamá de 18 años drogada todo el día?
¿Qué hay niñas que por motivos horribles viven en hogares en los que nadie les da amor? ¿Qué hay tráfico de bebes en Tucumán, Santiago de Estero donde les roban a las madres de bajos recursos a sus bebes para venderlos?
¿Qué hay  un grupito de niños de entre 7 y 12 años más o menos en retiro dándose con bolsitas de pasta base durante el día  mientras cada uno de nosotros va a su trabajo o facultad o colegio?
¿¿¿Podemos seguir mirando solamente nuestra realidad???
¿A quién echarle la culpa?
Es fácil quejarse cada 4 u 8 años de una persona distinta y decir que los políticos no hacen nada.
Es fácil echarle la culpa al sistema que es una mierda aunque eso sea cierto.
Y nosotros ¿qué? ¿Cuán responsables somos? ¿Tenemos la posibilidad de cambiar algo?
Yo por ahora creo y elijo creer que se está dando un cambio pero que este depende de las ganas y el empeño que le pongamos los que queremos que así sea, porque como me dijo Diego ayer en un viaje de tren: si hay muchos muchos que queremos que las cosas cambien para mejor. ¿Por qué no va a suceder? No sé para donde vamos, pero espero que sea mejor que esto.
Nerina